El suministro de productos y servicios de alta calidad, se ha
convertido en la clave de éxito para competir en los mercados internacionales.
El nivel de calidad que esperan muchos de los consumidores sigue aumentando a
medida que los competidores principales elevan sus normas de calidad. En
respuesta a la demanda por productos y servicios de mejor calidad, varias
empresas están adoptando nuevas prácticas de administración.
La frase
"Administración de la Calidad Total" suele describir estas prácticas. La administración de la calidad total (ACT) es un método
relativamente nuevo en el arte de la administración que trata de mejorar la
calidad de una producto y/o servicio y aumentar la satisfacción del cliente
mediante la reestructuración de las prácticas de administración acostumbrada.
El cliente, árbitro de la calidad
Un atributo esencial de la ACT es el entendimiento general de que
el cliente es el árbitro final de la calidad. La ACT se basa en la premisa de
que el cliente es quien impone y define la calidad. La calidad del producto y
del servicio que note el cliente hará aumentar su satisfacción y, finalmente,
la demanda.
Importancia de la alta dirección en materia de
Calidad
La dedicación de la alta dirección, es un atributo clave de la
ACT. Muchos de los principios y prácticas requeridos en un ambiente de ACT
pueden ser contrarios a prácticas arraigadas. Solo una dirección vigorosa que
vele por mejorar la calidad, puede vencer la resistencia y la inercia
inevitables mediante el establecimiento de objetivos bien definidos y de
sistemas y métodos para lograr dichos objetivos.
La mejora constante, atributo fundamental de la ACT, surge de la
teoría que todas las operaciones comerciales y las actividades laborales pueden
realizarse con más eficacia. Ello exige un método de administración que
estimule la identificación y el aprovechamiento de oportunidades que se
presenten para efectuar la mejora.